Sobre Príncipes y Princesas

Este post no tiene nada qué ver con príncipes y princesas; ese tema, se pospone.

Muchas veces no nos damos cuenta de lo maravilloso que es la vida, el respirar, el sentir, el hablar, el oír, el ver, el amar.

Muchas veces no nos damos cuenta de lo grandioso que es tener a alguien al lado: ver a alguien que te sonríe, sentir el abrazo de alguien sin motivo alguno, escuchar lo valioso que eres en su vida.

Muchas veces no nos damos cuenta de lo importante que es decir lo que pensamos, lo que sentimos, lo que anhelamos, lo que tememos, lo que nos frustra, lo que nos impulsa.

Muchas veces no nos damos cuenta de lo egoístas que podemos llegar a ser al privar a alguien de nuestra sonrisa, de nuestras palabras, de nuestro olor, de nuestro tacto. De nuestras emociones.

Muchas veces nos negamos a enfrentar el dolor: corremos despavoridos antes sus feroces garras, las cuales nos lastiman, nos hieren, nos desgarran el alma, que nos quitan lo que más queremos en esta vida.

Muchas veces nos encerramos en nuestro mundo de fantasía o bien, en nuestro mundo de desolación, en los cuales no importa nada más que uno mismo.

Nuestro mundo está lleno de tragedias, de negación, de desolación: enfermedades, guerras, desastres naturales ocasionados por uno mismo, pobreza. Muchas lágrimas. Sí.

Nuestro mundo tiene momentos bellos, de alegría, de esperanza. Muchas sonrisas. Sí.

Comparte lo que sientes, no dejes que te consuma el egoísmo. Muestra lo débil que eres, deja que te apoyen, deja que te den consuelo, que te amen. Derrama las lágrimas que sean necesarias. Grita hasta el cansancio.

Si bien ellas ya no están de manera física, lo están en espíritu; espíritu que en algún momento se debe de marchar para descansar en paz. Va a llegar un momento en que la Fe se fortalecerá. Alimentala: esos momentos bellos, esas sonrisas, esos abrazos, esa familia.

Llegará un momento, si aun no lo has hecho, en que agradecerás esos años, esos meses, ese periodo de tiempo en los cuales estuviste con ellas, esos abrazos, esas sonrisas, esas palabras, esos alientos. Esas cosas buenas que por algo pasan.

*Laura: Tu familia es hermosa, hiciste un excelente trabajo. Dios te bendice, te necesitaba a su lado.

*Lupita: Esas sonrisas serán cosechadas como hasta ahora. Esos pasteles jamás se olvidan. Dios te bendice, te necesitaba a su lado.